Aguas tropicales, cálidas, con arrecifes rocosos llenos de peces de colores, corales, estrellas de mar, esponjas, meros; un mar en el que uno bucea escuchando el canto de las ballenas, con playas en las que las tortugas aún se atreven a desovar para reproducirse… Ese paraíso existe.
A partir de la década del 90, biólogos especializados han descubierto que la costa ubicada entre Cabo Blanco (Piura) y Punta Sal (Tumbes) registra la mayor diversidad que todo el resto del litoral peruano, y donde cada cierto tiempo se descubren especies nuevas para la ciencia.
El lugar reviste una gran importancia debido a que es el límite sur de distribución de la llamada provincia marina del Pacifico Oriental Tropical, un ecosistema que aún no está protegido.
Por tal razón, Yuri Hooker Mantilla, director de Laboratorio de Biología Marina del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Cayetano Heredia, viene promoviendo y presentando los expedientes necesarios para que El Ñuro y Punta Sal sean declaradas áreas marinas protegidas. La excepcional biodiversidad existente en esta zona es motivo suficiente para lograrlo.
“A finales de los años 80, cuando buceábamos por primera vez en el lugar, el espectáculo era increíble. A pocos metros de profundidad, meros y rayas gigantes se encontraban con facilidad, así como grupos de grandes pagros, peces loros jorobados, róbalos que recorrían los arrecifes”, cuenta Hooker.
Sin embargo, el desarrollo del turismo se tradujo en una mayor demanda de pescados y mariscos para hoteles y restaurantes.
“La única manera de poder recuperar la fauna amenazada es proteger algunos sectores que son representativos del ecosistema. Así, las especies podrán desarrollarse y reproducirse, y el lugar puede convertirse en un centro de dispersión de larvas y especímenes juveniles que repoblarán las áreas adyacentes, favoreciendo así a la pesca artesanal”, explica Hooker.
En esta paradisiaca zona, además, se observan ballenas con más facilidad que en todo el resto de la costa peruana, incluso muy cerca de la playa. En El Ñuro, gracias a que los pescadores locales las protegen, decenas de tortugas marinas nadan alrededor del muelle y de la orilla; este es uno de los pocos lugares en el mundo donde se sienten a salvo.
Al mismo tiempo, en Punta Sal uno puede encontrar fantásticos grupos de arrecifes que se levantan sobre planicies arenosas a más de 10 metros de profundidad. Estos arrecifes están llenos de color por estar tapizados de esponjas, corales y ascidias que albergan a cientos de especies de pequeños crustáceos, moluscos y demás organismos marinos. En este lugar, especialistas del laboratorio de Biología Marina han hallado especies tan extrañas que ni siquiera hay pistas sobre el tipo de organismo al que pertenecen.
Uno de los factores que lleva a los biólogos a pensar que estas zonas se pueden salvar es la actitud conservadora de los pescadores. En El Ñuro, los hombres de mar tienen acuerdos muy severos. Ellos, dedicados básicamente a la pesca de atún, no utilizan redes que pueden arrastrar y matar a delfines, tortugas y albatros. Solo pescan con líneas de anzuelo y escogen a los especímenes mayores. Este valor agregado ha llevado a que, por ejemplo, Gastón Acurio incluya en la carta de algunos de sus restaurantes platos preparados con atún de El Ñuro.
MÁS DATOS
Los expedientes técnicos para que El Ñuro y los Arrecifes de Punta Sal sean declaradas áreas marinas protegidas han sido ya presentados al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado para su evaluación.
Los Arrecifes de Punta Sal tienen 1.292 hectáreas de extensión.
Fuente:
esto es fantastico!! un aplauso para los investigadores que impulsan el proyecto y para el SERNANP que esta promoviendo la creacion de nuevas areas marinas protegidas, ya era hora!!
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