viernes, 3 de diciembre de 2010

Acidificación de los océanos amenaza la seguridad alimentaria

El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero podría tener efectos mayores y más complejos de lo que se suponía sobre la salud de los océanos, dado que la química de los océanos cambia a un ritmo sin precedentes desde hace 65 millones de años. Ésta es una de las conclusiones de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), titulado Consecuencias Ambientales de la Acidificación de los Océanos, que fue presentado en una convención sobre el cambio climático celebrada en México.
El informe confirma la preocupación de que los corales, los mariscos y otros organismos tendrán cada vez más dificultades para sobrevivir debido a problemas en la formación de sus esqueletos. Además, muestra que la acidificación oceánica combinada con el calentamiento de los océanos podría bajar el rango de las temperaturas necesarias para que prosperen los cangrejos y otros animales.
Esta situación puede llegar a afectar las capturas de algunos mariscos, de especies que dependen de los arrecifes de coral y de otras como el salmón, que se alimentan de organismos con caparazón que están en el eslabón más bajo de la cadena alimentaria.
Asimismo, el informe menciona que otras investigaciones están poniendo de relieve inquietudes nuevas, como el hallazgo de que para especies como el pez payaso pueda ser más difícil evitar los depredadores.
La seguridad alimentaria y la supervivencia de miles de millones de personas podrían estar en riesgo si otros peces reaccionan de la misma manera. Los peces, incluyendo los moluscos, representan el 15% de la fuente de proteína animal para 3.000 millones de personas en todo el mundo y otros 1.000 millones de personas dependen de la pesca como fuente principal de proteína.
"Por el momento, se desconoce si la acidificación de los océanos representa por sí misma un mayor o menor desafío para el medio marino y su cadena alimentaria", dijo Achim Steiner subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del PNUMA.
“Pero el fenómeno se presenta con un telón de fondo de mares y océanos ya estresados como resultado de la sobrepesca y otras formas de degradación ambiental. De modo que el público puede, justificadamente, preguntarse cuántas señales de alerta necesitan ver los gobiernos antes de actuar", añadió Steiner.
Carol Turley, científica en jefe del laboratorio marino de Plymouth y coordinadora de Intercambio de Conocimientos del Programa de Investigación de la Acidificación de los Océanos del Reino Unido, y autora principal del nuevo informe, dijo que algunas investigaciones muestran que las langostas adultas podrían aumentar la capacidad de construcción de su caparazón en respuesta a la disminución del pH, y las langostas juveniles serían menos capaces de construir esqueletos saludables.
“Los científicos deberán estudiar todas las partes del ciclo de vida para ver si ciertas formas son más o menos vulnerables. Mientras tanto, la capacidad o incapacidad para construir esqueletos cálcicos podría no ser el único impacto de la acidificación en la salud y la viabilidad de un organismo: las estrellas de mar tal vez sean un ejemplo de ello", señaló la Dra. Turley.
El informe hace un llamado a los gobiernos, a los responsables de las políticas y a otros actores para que consideren diversas estrategias, entre las que menciona:

  • Reducciones rápidas y sustanciales de las emisiones de dióxido de carbono con el fin de reducir la acidificación de los océanos.
  • Establecer la vulnerabilidad de las comunidades humanas que dependen de los recursos marinos a la acidificación de los océanos.
  • Identificar las especies que son más flexibles a los cambios y evaluar cómo pueden afectar los ecosistemas y la seguridad alimentaria.
  • Reducir la presión pesquera sobre los stocks de peces.
  • Evaluar las opciones para el desarrollo de una acuicultura ambientalmente sustentable con especies que puedan resistir mejor un nivel de pH más bajo.
Sobre la base de las tasas actuales de emisiones de monóxido de carbono, se concluyó que a finales del siglo 21, los océanos de todo el mundo experimentarán un aumento de la acidez total del 150%.