jueves, 22 de julio de 2010

Tecnología vía satélite para espiar al atún rojo

Para los ecologistas, el atún rojo se ha convertido en una especie de icono mundial de la mala gestión del mar. Los Gobiernos siguen sin cumplir las recomendaciones científicas para evitar su extinción y, mientras tanto, la ciencia utiliza las últimas tecnologías para recabar datos sobre las pautas de comportamiento y migración de esta desconocida especie. El objetivo: ayudar a recuperar su población antes de que sea demasiado tarde.

El seguimiento de atún rojo ('Thunnus thynnus') en el Mediterráneo a través de tecnología vía satélite y de marcas insertadas en los peces ha revelado, por ejemplo, que pasan mucho más tiempo en aguas de Baleares de lo que hasta ahora se pensaba. Los investigadores ya sabían que los atunes se concentran en el sur del archipiélago durante el periodo de reproducción pero ahora han descubierto que, en lugar de viajar al Atlántico, permanecen en el norte de Mallorca durante el verano.

El estudio sugiere, por tanto, que se trata de una zona importante para alimentarse. "El atún rojo es una especie altamente oportunista, con un comportamiento depredatorio tanto de día como de noche. Durante el periodo de reproducción tiene un gasto energético enorme. Cuando acaba, necesita recuperarse así que acude a las zonas de alimentación", explica Sergi Tudela, responsable de Pesquerías del Programa Mediterráneo de WWF, durante la presentación de los resultados preliminares de esta campaña organizada por la organización ecologista.

El programa comenzó en 2008 y en total se ha realizado el seguimiento de 38 ejemplares Las marcas internas son una especie de cápsulas que se insertan en los ejemplares que pesan menos de 40 kilos. El proceso se lleva a cabo en menos de tres minutos. Se pesca el atún y se cubren sus ojos para reducir el estrés. A continuación, se realiza una pequeña incisión de unos 3 o 4 cm., se aplica un antiséptico para prevenir infecciones, se inserta el pequeño dispositivo y se cose. Inmediatamente el atún es lanzado de nuevo al agua con una fina etiqueta en la que se ofrece una recompensa de 300 euros para instar al pescador que lo encuentre a que lo entregue a WWF.
Recuperar los atunes marcados es muy complicado y sólo han devuelto un ejemplar."Reiteramos nuestra preocupación por la situación. Las medidas de gestión adoptadas hasta ahora no han seguido las recomendaciones científicas", señala Tudela, que advierte de las consecuencias de la pesca de industrial de cerco y de la necesidad de proteger con urgencia las zonas de reproducción del atún que sufren sobrepesca, como el sur de Baleares, Libia, el Tirreno o el sur de Turquía.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/07/21/ciencia/1279721088.html

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